martes, 29 de abril de 2014

Decálogo de la crianza responsable

Una parte muy importante del desarrollo infantil pasa por las reglas para convivir que los padres deben enseñar a sus hijos. Los normas básicas coinciden en brindar a los menores un ambiente seguro y afectuoso en el que desarrollen su autoestima y aprendan a relacionarse con los demás de forma saludable.
  
El Colegio Real de Psiquiatras de Reino Unido publica en su sitio web documentos informativos dirigidos a padres, profesores y cuidadores bajo el título 'Salud mental y crecimiento'. Estas recomendaciones ponen el acento en la importancia de desarrollar habilidades para la crianza desde los primeros años de vida de los menores.     
 
Los especialistas británicos apuntan que las reglas son una parte importante del día a día que hacen posible la convivencia entre las personas. "Si el niño no aprende cómo debe comportarse, le será difícil relacionarse con otros niños y con los adultos. Los niños encontrarán difícil aprender en la escuela, se comportarán mal y probablemente sean infelices y se frustren", explican en la web.
 
 
DECÁLOGO DE LA CRIANZA RESPONSABLE


  
La clave está en descubrir estrategias que funcionen bien tanto para los padres como para los hijos y para facilitar este cometido fundamental, los psiquiatras británicos aportan algunas ideas:


1. Ser claro y constante: si no nos atenemos a las reglas, nuestros hijos aprenderán que si las ignoran probablemente terminaremos por claudicar. La experiencia personal sobre la infancia es muy importante. Incluso si deseamos hacer las cosas de forma diferente a lo que vivimos de niños, podemos encontrarnos haciendo lo mismo con nuestros niños o incluso todo lo contrario. Es útil tener como objetivo ser tan claro y coherente como sea posible.


2. Utilizar los elogios: haremos saber a sus hijos cuándo hacen algo bien y cuándo nos sentimos felices con ellos. Podemos, por ejemplo, darles un abrazo, un beso y decirles lo maravillosos que son. Esto es importante hacerlo de inmediato tras la acción a elogiar.


3. Planificar por anticipado: esto ayuda si nosotros y nuestros hijos conocemos las reglas para situaciones particulares antes de que sucedan, es decir, no hay que crear estas reglas sobre la marcha. Por ejemplo, establecer una hora fija para ir a la cama.

4. Implicar al niño: hay que sentarse con ellos y hablar sobre la buena conducta. Nos sorprenderá descubrir que existen más coincidencias que diferencias en este sentido.


5. Mantener la calma: esto puede ser difícil en el calor del momento pero ayuda. Hay que estar calmado y ser claro en las directrices como "por favor apaga la televisión" o "es hora de ir a dormir".


6. Ser claros: decirle al pequeño 'sé bueno' no basta, hay que decirle exactamente lo que se espera que haga, si el niño no puede entendernos difícilmente obedecerá. Es conveniente ser breves y simples con indicaciones del tipo "por favor, guarda tus juguetes".


7. Ser realistas: no lo somos si prometemos una recompensa extraordinaria o amenazamos con un castigo horrible cuando no vamos a llevarlos a cabo. Es mucho mejor ofrecer pequeños premios en vez de castigos. Por ejemplo, "cuando hayas ordenado tu habitación, puedes tomarte un helado". No debemos esperar milagros, si el niño ordena sólo parte de la habitación lo elogiaremos por haber empezado la tarea.


8. Dar importancia a nuestra relación con ellos: cuando existen dificultades es fácil olvidar que también existen los buenos momentos compartidos. Todo el mundo puede acabar sintiéndose enfadado y disgustado. Por eso necesita planear buenos momentos en común. Podemos jugar a algo, leer o cocinar con nuestros hijos durante al menos 10 minutos al día.


9. Mostrar un frente común: si los padres discrepan sobre las reglas y lo que esperan de sus hijos, éstos podrían sentirse confundidos porque no saben qué se espera de ellos. Pueden descubrir que si preguntan por separado a cada padre obtendrán una respuesta distinta. Por ello, si los padres están juntos o si viven por separado es importante, hasta donde sea posible, que todo aquel que cuide de los niños esté de acuerdo en los aspectos más importantes y en las conductas que quieren fomentar en los menores.


10. Fomentar las conductas positivas: la crianza puede ser un trabajo difícil, tanto emocional como físicamente. Es fácil dejar las cosas pasar si está estresado, deprimido, cansado, muy ocupado o no tiene quien le ayude a cuidar de los niños. Sin estímulos y expectativas consistentes, los niños pueden desarrollar malos hábitos en su conducta.


Los especialistas británicos apuntan que ante la existencia de problemas en la crianza es bueno hablar con otros padres o amigos, los profesores del niño e incluso su pediatra. "Cambiar la conducta de un niño puede ser algo lento y difícil pero se puede conseguir", añaden.


Si el problema de comportamiento es grave, el pediatra puede aconsejar la participación de algún especialista en el ámbito de la salud mental en niños y adolescentes que puede ayudara descubrir qué está causando el problema y sugerir métodos prácticos que ayuden a superar la situación, concluyen los psiquiatras.


Fuente: Revista Ser padres hoy.

lunes, 24 de marzo de 2014

lunes, 10 de marzo de 2014

LA FAMILIA PROMOVIENDO LA LECTURA

“Los padres no hacen de maestro; hacen estrictamente de padres, es decir, incorporan a los hijos a sus prácticas, les muestran con su conducta su afecto y sus valores, les introducen en sus aficiones.”
“Junto con la escuela, el núcleo familiar es el principal agente mediador entre la infancia y los libros.”
“No se trata de ‘perseguirles’ con la lectura, ni de establecer horarios rígidos. Se trata más bien de invitar, de seducir, de ayudarles a disfrutar el placer de leer.”

Decálogo para padres

Diez principios imprescindibles para crear buenos lectores.

1. Dar ejemplo.
Las personas adultas somos un modelo de lectura para los niños. Leamos delante de ellos, disfrutemos leyendo.
2. Escuchar
En las preguntas de los niños está el camino para seguir aprendiendo. Estemos pendientes de sus dudas.
3. Compartir
El placer de la lectura se contagia leyendo juntos. Leamos cuentos, contemos cuentos.
4. Proponer, no imponer
Es mejor sugerir que imponer. Evitemos tratar la lectura como una obligación.
5. Acompañar.
El apoyo de la familia es necesario en todas las edades. No los dejemos solos cuando aparentemente saben leer.
6. Ser constantes
Todos los días hay que reservar un tiempo para leer. Busquemos momentos relajados, con buena disposición para la lectura.
7. Respetar
Los lectores tienen derecho a elegir. Estemos pendientes de sus gustos y de cómo evolucionan.
8. Pedir consejo
El colegio, las bibliotecas, las librerías y sus especialistas serán excelentes aliados. Hagámosles una visita.
9. Estimular, alentar
Cualquier situación puede proporcionarnos motivos para llegar a los libros. Dejemos siempre libros apetecibles al alcance de los niños.
10. Organizarse
La desorganización puede estar reñida con la lectura. Ayudémosles a organizarse: su tiempo, su biblioteca…


lunes, 17 de febrero de 2014

No al castigo físico, sí a los límites y el respeto.


En esta ocasión os motramos un vídeo de la psicóloga Mª Luisa Ferrerós sobre los límites y el respeto.
Esperamos que estos consejos os sean de utilidad.

lunes, 10 de febrero de 2014

¿Cómo crear hijos felices y responsables?


Cuando los padres de familia inician la aventura de su paternidad, tienen en mente criar hijos obedientes, ordenados, constantes, responsables y felices. La mayoría de las veces, sueñan con formar profesionales de bien y personas íntegras. Sin embargo, al iniciar el camino por la niñez y, más adelante, por la adolescencia se dan cuenta de que no es tan fácil como parece.
El fomentar valores y virtudes en los hijos que los hagan personas de bien y felices es un camino que debe iniciarse desde los primeros años de vida.
Para que los niños logren alcanzar sus metas, sean exitosos y encuentren la felicidad, es necesario educarles la voluntad.

¿Cómo educar la voluntad?
De 1 a los 3 años de edad es la etapa ideal para formar la virtud del orden; de los 3 a los 6 años, la obediencia; de los 6 a los 9 la generosidad; de los 8 a los 12, la laboriosidad; de los 12 a los 15, la solidaridad; y de los 14 a los 18, la lealtad.
El aprovechar estos períodos sensitivos facilita la formación de virtudes y hábitos en la vida de los hijos. El orden puede iniciarse desde el primer año de edad, permitiendo al niño ayudar a guardar sus juguetes. La obediencia debe reforzarse a través de una comunicación eficaz que permita a los niños entender las conductas concretas que se esperan de ellos y poniéndoles las reglas claras para que ellos puedan obedecerlas.
La generosidad se enseña dándoles la oportunidad de ayudar a quienes les rodean. La laboriosidad pueden aprenderla a través del trabajo escolar o de responsabilidades en casa y recibir alguna remuneración por llevarlas a cabo. Entre los 12 y los 15 años es el período sensitivo de la solidaridad y ésta se logra por medio de situaciones sociales en las que enseñamos a los jóvenes a ponerse en los zapatos de los demás. Por último, la lealtad se logra a través del desarrollo de amistades sinceras y duraderas.
Lo importante es facilitarles situaciones y experiencias que les permitan desarrollar estos hábitos y virtudes, de preferencia durante la edad pertinente, para que éstas sean internalizadas.
El aprovechar los períodos sensitivos permite que el niño aprenda eficazmente ciertos hábitos y virtudes por la etapa en la que se encuentra en su desarrollo. Sin embargo, luego de poner en práctica una educación temprana, es necesario crear sinergía positiva en los hijos.
Por medio de la sinergía positiva se logra hacerle ver a los hijos sus errores, pero el énfasis se hace en la conducta deseada; de esta forma los niños la reforzarán, pues se muestran motivados y no se ve comprometida su autoestima.
La comunicación eficaz es otro ingrediente básico para lograr desarrollar la voluntad en los hijos. Para que el cerebro trabaje con eficacia deben darse tres premisas:
  1. Que reciba la información necesaria: si se desea promover una mejora personal en un hijo, debe comunicarle lo que se espera de él, dándole la información necesaria para que promueva un estímulo positivo en su próxima actuación.
  2. Que la reciba en condiciones adecuadas para su correcta asimilación: la alegría, la tranquilidad, la confianza, la delicadeza y el cariño son condiciones que favorecen la llegada de la información al cerebro para ser procesada.
  3. Que la procese correctamente, en la misma línea de los objetivos que se quieren obtener: para lograr cambios en la conducta de los hijos, es necesario no solo que la información sea procesada sino que estén adecuadamente motivados para que quieran hacer suya la información recibida y actúen.
 Para educar la voluntad también es necesario que los padres sean ejemplo. Ser ejemplo implica no solo tratar de hacer lo correcto, sino que, al momento de cometer errores, también tener la humildad de aceptarlos e intentar rectificarlos. Es involucrarse en los mismos objetivos que se les exigen a los hijos, al dar el ejemplo se debe ser coherente, no podemos pedir a los hijos que intenten hacer lo que los padres no hacen.
Se debe luchar juntos por mejorar y ayudarse unos a otros. Comprometerse como familia con objetivos comunes, para así apoyarse mutuamente y buscar siempre el ser mejores personas.
Por último, la educación de la voluntad es personalizada, no se puede pretender que todos los hijos sean iguales o aprendan de la misma forma. Estas recomendaciones deben adecuarse a la individualidad de cada hijo y por medio del respeto y el amor incondicional que se les tiene, intentar educar la voluntad para que en la vida logren desarrollar las herramientas, virtudes y hábitos necesarios para encontrar el éxito y la felicidad.

Sofía Quesada.
Licenciada en psicología educativa.
http://www.iniciativat.com/component/content/article/54-familia/1226-como-criar-hijos-felices-y-responsables-parte-1.html

domingo, 26 de enero de 2014

Escuela de padres: prevención de adicciones.

La Unidad de Prevención Comunitaria organiza una Escuela de Padres con el fin de ofrecer  pautas de actuación adecuadas para manejar situaciones de riesgo relacionadas con consumos iniciales y /o prevenir las adicciones en general. 
La escuela consta de tres sesiones de 90 minutos, programadas de forma semanal, los días 6, 13 y 20 de febrero a las 19:00 de la tarde,  en la sede de la Asociación Comarcal de Ayuda al Drogodependiente de Orihuela.

miércoles, 15 de enero de 2014

Curso: Principios que ayudan a crecer en el amor.

Desde la Comisión de Familias del Colegio Diocesano Oratorio Festivo de San Miguel, os informamos e invitamos a participar en este curso de formación para matrimonios y parejas. Está organizado por el Instituto Familia y Educación.


En el siguiente enlace tenéis toda la información.


http://www.familiayeducacion.es/curso-para-parejas-y-matrimonios-principios-que-ayudan-a-crecer-en-el-amor/